Bahía Negra

Olimpo 1 - Boca Juniors 1

¡Cómo duelen los dos puntos que Boca dejó escapar hoy en Bahía! Esperemos al final del campeonato no lamentarlos, pero la realidad es que la bronca durará varias semanas. El partido estaba a nuestro pedir, pero a veces, los goles que no se hacen después se reciben.
El xeneize no jugó un buen primer tiempo, pero luego del gol de Gracián todo pareció acomodarse. Palacio se mostró muy movedizo, Gracián casi no tuvo participación hasta el gol y Boselli pasó totalmente desapercibido. En la mitad de la cancha, Vargas fue el mejor, mientras que Battaglia tuvo un flojo desempeño.
En el segundo tiempo Boca tenía la misión de liquidar el pleito para no pasar sobresaltos. Y aunque tampoco se jugó bien en esta etapa, chances no faltaron. La más clara fue un remate de Palacio en el palo, cuyo rebote tomó Boselli pero el otro palo volvió a decir que no. Esa jugada fue increíble, y uno sólo puede culpar a la mala suerte y a la impericia de Boselli para anotar desde una posición inmejorable. Antes pudo marcar Vargas, pero el arquero Ramírez lo impidió. Y tuvimos unas chances más. Pero Olimpo se empezó a animar. Caranta tuvo un par de atajas notables, pero en una jugada aislada, un centro pasado encontró la blonda cabellera de Lujambio que estampó el 1-1. Faltaban diez minutos para el infarto, porque Boca se fue con todo y Olimpo esperó agazapado la chance de tener una contra mortal.
El empate final fue un duro cachetazo para los boquenses, que tuvieron todo para liquidar el encuentro pero no supieron cómo hacerlo. De nada sirve haber sido muy superiores, cuando dejamos dos puntos vitales en el camino. Un camino que es largo, por cierto. Pero que para transitarlo sin sobresaltos, deberemos aprender la lección de esta tarde.

¡Huevones!

Boca Juniors 4 - Colo Colo (Chile) 3

¡Qué huevos, por el amor de Dios! Con uno menos desde el arranque (injusta expulsión de Monzón), un gol chileno en claro offside y dos veces abajo en el marcador, los xeneizes dejaron el alma en la cancha y cosecharon tres puntos de oro. El campo está de paro, hay desabastecimiento, pero en La Boca sobran huevos.
De entrada, Boca salió con todo. En pocos minutos el equipo creó varias situaciones de gol, siendo la más clara el tiro de Vargas en el palo. Ya el empate le quedaba chico al partido, hasta que llegó la primera polémica de la noche: roja directa para el pibe Monzón por una llegada a destiempo. ¡Horror! A duras penas era para amarilla. Pero para Amarrilla fue roja.
Como si fuera poco, enseguida llegó el primer gol trasandino, precisamente por el sector que debía ocupar el lateral expulsado. Las malas noticias seguían para el local, porque luego de un penal a favor, Palermo desvió el remate. Pero el Titán nació para hacer historia: lejos de bajonearse, le tomó poco más de un minuto tener su revancha personal y empatar el partido.
Con un jugador menos, Boca era mucho más que Colo Colo, pero a dos minutos del cierre, los chilenos anotaron y se fueron al descanso 1-2 arriba.
En el complemento los boquenses salieron con la misma hambre de triunfo. ¡A comerle el hígado a los apáticos chilenos! A los cuatro minutos, Gracián terminó una gran jugada poniendo el score 2-2. Minutos más tarde, Palacio, la gran figura de la noche, eludió al arquero y marcó el 3-2.
Lo de Boca no tenía nombre. Indescriptible lo que corrió y metió Palacio. Sólo hay una palabra: HUEVOS. Y bien grandes, con mayúsculas. Palermo estaba agotado de tanto correr, Vargas tuvo que salir reemplazado al borde de una lesión, los centrales se jugaban la vida ante cada contraataque chileno (y en inferioridad numérica). Todo Boca jugó un partido como para irse despedidos como se fueron: aplaudidos de pie y ovacionados.
A poco del final, Cardozo marcó el 4-2 para tranquilidad de los corazones bosteros. Y en tiempo de descuento, los caciques anotaron para el definitivo 4-3.
Si uno mira los números, la clasificación parece estar peleada. Si uno mira el nivel de juego y la actitud de los xeneizes, debería dormir sin frazada. El próximo partido en México será vital para la suerte de Boca en la Copa.
El párrafo final es para vos, chileno. Sí, para vos, que te querés hacer clásico de Boca e inventar una rivalidad donde no la hay, porque son insignificantes al lado nuestro. ¡No existen! Colo Colo, tu clásico será alguna de las U, o Alianza Lima, o Liga de Quito. Pero dejá de querer hacerte clásico de Boca porque no hay equivalencias. La historia de cada club habla por sí sola. Y hoy en la cancha, a nivel huevos, la diferencia fue más grande que toda la cordillera que nos separa.

La Resurrección de Jesús

Boca Juniors 2 - Colón 1

Como una paradoja del destino, el domingo de Pascuas presenciamos la Resurrección de Jesús: Dátolo abrió el marcador y los hinchas de xeneizes respiramos tranquilos... ¡la casa está en orden!
Luego de una semana complicada por la derrota en Chile y las lesiones de Riquelme y Paletta, los jugadores de Boca no tenían opción: había que ganar o ganar y ellos mismos tenían que ratificarle al técnico que por algo están en el club más grande del continente. Y si bien el rival ofreció poca resistencia, podemos afirmar que el objetivo se cumplió.
El primer tiempo fue todo de Boca. De entrada el equipo salió con todo y antes de los diez minutos Dátolo marcó el primero. Colón no pasaba la mitad de la cancha y la defensa xeneize se mostraba sólida, sobresaliendo la actuación del pibe Roncaglia. Faltando poco para el cierre de esa etapa, golazo de Gracián: amague por acá, enganche por allá y punteo certero para anotar el 2-0.
El segundo tiempo estuvo de más. Boca soltó el pie del acelerador, Colón insinuó más de lo que concretó y el descuento sabalero llegó al tercer minuto de tiempo adicionado.
El jueves se viene un duelo clave en la Copa contra Colo Colo, pero la historia xeneize nos obliga a pelear en todos los frentes. Y el de hoy, fue un paso fundamental en tal sentido.

Brujería andina

Colo Colo (Chile) 2 - Boca Juniors 0

Boca tuvo una verdadera noche negra hoy en Santiago de Chile. Una derrota injusta nos colocó terceros en el grupo, la expulsión a Morel, innumerables situaciones de gol donde la pelota no quiso entrar, y como si fuera poco, la lesión de Riquelme. Todo lo que podía salir mal, salió peor.
De entrada, a los dos minutos el local ya se puso en ventaja con un remate de afuera del área. Ya la noche empezaba a pintar complicada. Con el correr de los minutos Boca levantó su nivel y empezó a manejar el partido de la mano de Palacio (desbordó a placer) y Riquelme (que manejó la pelota pero no encontró socios). El empate estaba cada vez más cerca, aunque el xeneize se mostraba flojo atrás. Y así fue que los colocolinos ampliaron el marcador. Nuevamente la jugada la iniciaron desde el sector izquierdo de la defensa boquense, esta vez, con un centro pasado que encontró la cabeza de un delantero albo.
Ya en el segundo tiempo entró Dátolo a la cancha en lugar del amonestado Vargas. Por momentos Riquelme encontró un socio en el ex jugador de Banfield, pero cada jugada de peligro era resuelta por el arquero Muñoz, de pasado xeneize. Boca fue una, una y otra vez, y aunque mereció largamente el descuento (¡estábamos más cerca del segundo gol que del primero!) el arco chileno parecía embrujado. Para colmo, el árbitro, de pésima labor, le regaló a los locales un penal inexplicable. No hubo falta, y encima, la supuesta infracción había sido, como mínimo, un metro fuera del área. Pero allí sí hubo justicia: Fierro le pegó con el suplemento económico y el partido siguió 2-0.
El panorama en la Copa está más que complicado, amigos. No sólo habrá que ganar los dos partidos de local, sino además tratar de volverse con puntos de México. Pero por el momento, lo único que puede preocuparnos un poco son los números: por el nivel de juego y la actitud, este plantel me deja más que confiado de cara a lo que se viene.

Sin puntería ni punta

Huracán 0 - Boca Juniors 0

La falta de puntería, la gran actuación del arquero Barovero y el flojo segundo tiempo xeneize hicieron que Boca no pueda alcanzar la punta del Torneo Clausura 2008. Si bien el equipo mereció llevarse los tres puntos de La Paternal (Huracán hizo de local en el estadio Diego Armando Maradona), tuvo que conformarse con un empate que esperemos no haya que lamentar al final de la competencia.
En el primer tiempo Boca generó varias situaciones de gol, aún sin jugar del todo bien. El equipo se mostró calmo, pausado, como si supiera que en cualquier momento llegaría a anotar. Pudo de ser de Palacio o Ledesma, pero en ambas ocasiones respondió bien el portero local. También lo tuvo el colombiano Vargas, pero nuevamente el guardameta quemero nos ahogó el grito de gol.
En el complemento el equipo se mostró más impreciso y le costó mucho más generar situaciones de peligro. A nuestros delanteros no les llegaba juego y el mediocampo empezó a hacer agua. Allí, en mi opinión, le faltó a Ischia meter mano y recurrir a cambios que le pudieran dar al equipo un lavado de cara. Recién a falta de quince minutos los xeneizes se fueron con todo a buscar los tres puntos. Lo tuvo Palermo pero el balón se fue cerquita; también lo tuvo Battaglia pero el palo dijo no; y cuando no fue el palo, nuevamente Barovero se encargó de clausurar el arco de Huracán.
Boca mereció ganar, pero realmente hoy jugó un partido muy tibio. Habrá que mejorar en Chile por la Copa y con Colón de local para seguir prendidos en el torneo. Y a mi juicio, ya es hora de empezar a mover un poco más el banco y hacer cambios, ya que tenemos uno de los planteles más largos y completos del país. Si no aprovechamos nosotros, ¿¡quién entonces!?

Injusticia

Boca Juniors 1 - Independiente 1

Una verdadera injusticia lo que se vivió hoy a la tarde en la Bombonera. En primer lugar, por el resultado. Y en segundo lugar porque el hombre que, se suponía, debía impartir justicia, trajo dos reglamentos distintos. ¡A Baldassi sólo le faltó ponerse la casaca roja!
Arrancó mejor Independiente, aunque para ser honesto, sólo jugó los primeros diez minutos del partido. En ese lapso encontró un gol afortunado (en contra de Cáceres) y tuvo un par de situaciones más (aunque no muy claras). Boca reaccionó y de a poco agarró las riendas del partido. Riquelme empezó a jugar y a hacer jugar, y de a poco el empate era cada vez más merecido. Los visitantes parecían tener licencia para pegar, y después de cinco o seis infracciones, con suerte, veían la amarilla. Pero al mínimo roce de un jugador xeneize, amonestación. Aunque lo peor llegó a dos minutos del final de la primera parte: Paletta barrió fuerte a Grisales, y una jugada que, a lo sumo, merecía cartón amarillo, para Baldassi fue roja directa. El panorama era oscuro, aunque el xeneize mereció largamente irse al descanso con un empate.
En el segundo tiempo, Boca (con diez hombres) salió con todo. Y en esos 45 minutos le pegó un paseo de novela a un Independiente que con un hombre más se colgó del travesaño. Fue conmovedora la entrega de los jugadores boquenses. Riquelme armó una gran jugada y convirtió un golazo para empatar el encuentro. Luego lo tuvo Boselli y también Palacio tras quedar mano a mano. Pero no hubo justicia y Boca no pudo conseguir lo que mereció largamente en el campo de juego, por fútbol y por actitud.
Si Troglio dijo que sus jugadores debían ganar para recibirse de hombres, debe haberse quedado más que preocupado, porque sus pupilos fueron bailados por un Boca cansado, con medio plantel diezmado y un jugador de menos. Hoy, la actitud de ambos equipos (y de ambas hinchadas) demostró claramente las diferencias entre el Rey de Copas y el Rey de la Amargura.

El Rodrigol

Boca Juniors 3 - Atlas (México) 0

Palacio está intratable. Nuevamente el delantero bahiense resultó decisivo en la victoria xenieze, desbordando, generando fútbol y anotando, en este caso, por duplicado. Pero atención, amigos: el resultado de hoy fue muy mentiroso. Boca estuvo lejos de hacer un buen partido, pese a que ganó con total justicia.
De entrada, se notó que el partido sería complicado. Atlas presionó en todos los rincones de la cancha, sobre todo, en la salida de Boca. Y los jugadores xeneizes se mostraron lentos e imprecisos. Un error en la defensa mexicana le permitió a Palacio abrir un partido que estaba por demás parejo, y ese fue el único motivo por el cual Boca se fue al descanso 1-0 arriba.
En el segundo tiempo no cambiaron muchos las cosas. Imprecisiones en el local, presión y ataques esporádicos en la visita, y un resultado abierto que preocupaba y mucho a los hinchas xeneizes. Pero a falta de quince minutos para el final del partido, la empezamos a pasar mal en serio. De no ser por Caranta, que sacó tres pelotas increíbles, el resultado hubiese sido otro. Pero el fútbol es así: Caranta ataja en Boca, y Palacio y Palermo liquidaron el pleito a pocos minutos del final.
Realmente, quien vea en la placa un 3-0 podrá imaginar un partido muy distinto al que se desarrolló hoy en la Bombonera. Pero en el fútbol es vital sumar de a tres cuando no se juega bien, y en la Copa Libertadores, de local no se pueden dejar escapar puntos.

180

Gimnasia 0 - Boca Juniors 1

Y Palermo alcanzó los 180 goles logrados por el gran Pancho Varallo en el profesionalismo. Pero más allá de la gran marca del Titán, lo más importante fueron los tres puntos que Boca se trajo de La Plata. Ni las embestidas del local (cuando tenía un hombre de más) ni el pésimo y localista arbitraje de Carlos Maglio pudieron impedir que los jugadores xeneizes alcanzaran una victoria clave, de esas que al final del torneo pueden valer un título.
El primer tiempo fue muy entretenido y los dos equipos plantearon un partido abierto, de igual a igual. Un ataque para un arco, la réplica para el otro. Estaba para cualquiera, pero eran los jugadores xeneizes quienes estaban un poco más cerca de abrir el score. Riquelme ejecutó con maestría un tiro libre, pero el palo dijo no. Y a poco del final del primer tiempo, primera perla negra para el árbitro: roja directa para Maidana por un choque con un jugador platense cuando ambos fueron con fuerza al piso (de hecho, el lateral xeneize llegó primero). Ya varios minutos antes Maglio le había sacado amarilla a Palermo por una supuesta simulación, dejándolo fuera del próximo partido ante Independiente. El panorama pintaba oscuro, pero sobre el final de la etapa inicial, ¡penal para Boca! Honestamente, la infracción a Palacio me dejó dudas. Pero de lo que no caben interrogantes es que, si para el árbitro fue penal, era expulsión directa para el arquero tripero. Por último hombre o por cortar una jugada manifiesta de gol, lo que prefieran. Palermo no perdonó, gol 180 y 1-0 al descanso.
En el segundo tiempo el local salió con todo. Y por momentos, Boca la pasó mal (con 10 jugadores). Fueron quince o veinte minutos donde nos pelotearon el rancho y Caranta sacó todo. Y las que no tapó el guardameta xeneizes se fueron afuera u otros jugadores la sacaron en la línea. Había que aguantar el vendaval y liquidarlo de contra. Pero pese al lógico avance de los locales, era conmovedor ver la entrega de los jugadores boquenses. El punto cúlmine fue ver a Palacio correr más de 80 metros para llegar al área de Boca y barrer una pelota cuando un platense estaba listo para enfrentar a Caranta. ¡Aplausos de pie ante tanta garra y actitud!
El partido se equilibró cuando llegó una roja para un delantero de Gimnasia por un infantil codazo a Palacio. Allí, diez contra diez (bah, Maglio seguía inclinando la cancha para el local), Boca lo pudo liquidar. Pero otra vez los palos, en dos ocasiones, le privaron a Palacio y Riquelme llenarse la garganta de gol. Hasta que llegó el final y el alivio para los corazones auriazules. Victoria nomás, y de esas que valen doble. Hoy Boca, por momentos, mostró un buen fútbol y generó muchas situaciones de gol. Pero lo más destacable fue la actitud: el equipo de Ischia aprobó con creces un examen chivo, y empezó a tramitar la chapa de candidato.
Falta mucho, muchísimo aún. Pero si cuando no aparezca el fútbol el equipo pone lo que puso hoy en La Plata, nadie puede privarnos de soñar en cosas grandes.