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Campeón de Boca

miércoles, julio 04, 2012

De sueño a pesadilla

Corinthians (Brasil) 2 - Boca Juniors 0

Duele escribir estas líneas después de un semestre donde nos ilusionamos con tanto y nos quedamos sin nada. Bueno, aún falta la Copa Argentina, pero claro está que la Libertadores era el gran sueño que este año se convirtió en pesadilla.
No sirve como consuelo, pero perdimos ante el mejor. Corinthians se adjudicó el torneo de manera invicta y con tan sólo cuatro goles en contra. Sin embargo, me queda la espina de pensar que la historia pudo ser otra si hubiéramos vencido al Timão de local aunque sea por la mínima. Pareciera ser que ese empate agónico en la Bombonera más el travesaño del epílogo fueron premonitorios de la suerte xeneize en esta Copa.
Hoy Boca fue una sombra de lo que el equipo puede dar, y tal vez ese sea mi mayor dolor. Porque si hubiéramos jugado bien y nos hubieran superado, uno tiene que bancársela. Pero el Timão no hizo demasiado y sin embargo pareció que la final ya estaba perdida desde el 1-0 local. ¡Además de fútbol, hoy faltó alma!
El primer tiempo fue chato, parejo. Escasearon las chances de gol y uno podía suponer que ese era el partido que Falcioni quería. Sin embargo, Boca tuvo un duro golpe: la pérdida de Orión quien tuvo que salir lesionado. A la ya sabida ausencia de Roncaglia (quien no jugó este partido de vuelta por un conflicto dirigencial y la falta de un seguro) e Insaurralde (ausente en los últimos partidos), la defensa sumaba otro duro golpe, esta vez, en el medio de una instancia decisiva.
Uno tenía la ilusión de que en el complemento Boca mejorara, porque de persistir el 0-0 nos íbamos al alargue, y con suerte, a los penales. Pero todo cambió para peor; tanto, que hoy firmaría el doble cero y haber resulto todo desde los doce pasos. Corinthians salió a jugar de otra manera, y una vez que se puso en ventaja, el partido quedó sellado. Bah, hubo tiempo para un grosero error de Schiavi, quien regaló una balón increíble que le permitió a Emerson Sheik anotar el segundo personal y estampar el 2-0 final.
El xeneize nunca atinó una mínima reacción y jamás puso en duda la victoria brasilera. Extrañamente, hoy al equipo le faltó alma. ¡Ni siquiera Caruzzo decidió irse expulsado a 5 del final, pero rompiéndole la cara a Emerson Sheik que lo burlaba de frente!
Ya no hay tiempo de lamentos, ya no hay más. Con esa frase ricotera cierro esta crónica triste, donde no hay flashes ni gloria, sólo silencio y tristeza. Pero el fútbol da revancha. Ya habrá momento para analizar las causas, y sobre todo, los responsables de estas finales perdidas. Por ahora, nos quedamos sólo con el orgullo de ser bosteros. Porque Boca está por encima de los hombres y de los nombres, y en las tribunas somos campeones de nacimiento.

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