Volvió todo a la normalidad

River Plate 0 - Boca Juniors 1

Carlos Tévez dixit: "Volvió todo a la normalidad". Y me permito agregar que lo ganamos en la cancha, a lo Boca, sin escritorio, contra el árbitro y llevamos a la paternidad a su máxima holgura desde la época del profesionalismo: 9 partidos de ventaja. ¡Hijos nuestros!
Boca jugó un gran primer tiempo donde pasó por arriba a los plumáceos. Esa agresividad (sana e inteligente) que pedíamos a gritos hoy se vio plasmada en su máxima expresión. River pegó y como de costumbre el árbitro miró hacia otro lado. Increíble que Darío Herrera no haya expulsado a Ponzio. ¡Tan increíble, que el propio DT de River lo reemplazó en el primer tiempo (a sabiendas que es una pieza clave) porque ya estaba jugando gratis y no tendría más changüí! Pero hoy, al menos, los jugadores xeneizes estuvieron astutos al rodear al referí y reclamar airadamente tanta permisividad.
El partido comenzó con un baldazo de agua fría: iban sólo 25 segundos y Gago cae el piso lesionado (esperemos no sea grave). Lodeiro a la cancha. Con el diario del lunes es fácil hablar, pero el uruguayo terminó no sólo anotando el gol sino siendo la figura del superclásico, así que lo que pareció una desgracia quizás terminó potenciando al equipo. Justamente el gol del rioplatense nació con una corrida de Palacios, centro a Tévez, el Apache queriendo eludir a Barovero pero siendo tapado, y un rebote donde Lodeiro rompió el arco gallina.
Pudo el xeneize haber ampliado el score tras una recuperación de Meli y un centro mal ejecutado que hubiera dejado a un jugador boquense mano a mano con Barovero. Y por el lado de River, recién llegó con peligro por primera vez sobre el cierre de la primera parte, pero una buena atajada de Orión mantuvo el 0-1 parcial.
En el segundo tiempo, los plumáceos salieron a jugar varios metros adelantados y Boca se defendió demasiado cerca de su arco. Orión volvió a lucirse tras sacarle un cabezazo de gol a Alario, y aunque los locales no generaron situaciones de gol claras, tuvieron el dominio del balón. Pero con el paso de los minutos, Boca se fue asentando en el campo y metió el partido al congelador, poniendo una pausa, ganando tiros libres, quitándole vértigo a las acciones, y apostando todo al contraataque. Y así fue que llegamos al pitazo final para quedarnos con una victoria justa, merecida y legítima (en cancha, no en Tribunales).
Luego de la dura (aunque injusta) caída del domingo pasado frente a San Lorenzo, Boca se recuperó a tiempo en una fecha donde todos los resultados nos acompañaron. Pero a no confiarse: si bien será fundamental este envión anímico para las seis fechas restantes, en cuatro de ellas enfrentaremos a rivales en el pelotón de los ocho primeros. Claro que ahora depende de nosotros mismos.