Chau, chau, chau, chauuuuu

El cabezón Tinelli arranca su programa saludando: "Buenas noches, América". Los hinchas de River usan la misma frase pero para despedirse (de la Copa). Precisamente, Buonanotte, volvió a borrarse. Y para seguir con las paradojas, el cabezón que no se borró fue D'Alessandro, que junto con Ramón Díaz se sacó las plumas por una noche.
¡Cuánta amargura, River! Dejá de mentir y actualizá tu slogan: "El más gallina, lejos". Tu historia en la Copa empezó torcida. En 1966 perdiste una increíble final con Peñarol, pero ganaste un mote: gallina. Y luego tus desventuras siguieron y se multiplicaron. Quedaste afuera en primera ronda cuando clasificaban tres equipos y había dos conjuntos bolivianos; perdiste dos veces con Caracas (quitándole su localía y haciéndolos jugar en Colombia sin sus figuras), te ganó un rejuntado de odontólogos peruano, etc.
Pero lo de ayer no tiene nombre. Faltaban veinte minutos, 2-0 arriba y con dos jugadores más (y no estoy contando a Pe$$ota que te pitó todo a favor, como siempre), y te eliminó San Lorenzo con nueve jugadores. De no creer. Apareció Bergessio por duplicado, 2-2 final y Ramón con su tropa de ex-gallinas (D'Alessandro, Placente, Menseguez) se rieron de vos en tu cara (y en tu casa). Una escena dantesca a la que sólo le faltó la frutilla de la torta: que a Carrizo se le metiera esa pelota que se le escapó bajo el pie... ¡o que entrara Emiliano Díaz, hiciera un gol y diera la vuelta olímpica!