Perdió más que un invicto

San Lorenzo 1 - Boca Juniors 0

Esta tarde, en el Nuevo Supermercado, perdón, en el Nuevo Gasómetro, Boca perdió mucho más que su invicto en el torneo local. Perdió la chance de acercarse a la punta. Perdió la posibilidad de tomar confianza de cara a lo que viene. Perdió la credibilidad en su DT. Pero por sobre todo, muchos jugadores perdieron la oportunidad de demostrar que están para ponerse la camiseta de Boca.
No quiero pecar de resultadista ni manejarme con el exitismo que siempre critiqué. Pero jugadores como Cardozo, Boselli, Cáceres y Maidana (este último con el atenuante que no está jugando en su puesto) agotaron mi paciencia. ¡Están en Boca, la puta madre que los parió!
Hoy perdimos contra un equipo de medio pelo que se encontró con un regalo a los dos minutos de juego y luego le alcanzó con poco y nada. Porque seamos honestos: los cuervos son horribles, pero hoy nosotros sólo los superamos en eso: fuimos peores.
Si contamos nuestras situaciones de gol en todo el partido, sólo rescatamos el cabezazo en el palo de Roncaglia, una de Gracián en el primer tiempo y algún remate desde afuera del área. San Lorenzo no hizo mucho: sólo aprovechar nuestros regalos en el fondo. A juzgar por como está la última línea de Boca, creo que ni un cargamento de Actimel ayudará a reforzar esta defensa.
Amigos, arrancamos con el pie izquierdo una seguidilla de partidos que marcará a fuego nuestro destino. Y si bien confío en el equipo, y sobre todo en los nombres y hombres que hoy fueron resguardados, debemos aprender de estas señales de alerta. Los dirigentes deberán tomar nota y entender que se debe venir un gran recambio, con jugadores y suplentes que estén a la altura del xeneize. Y el cuerpo técnico entender y hacer entender que en una semana jugamos contra los plumáceos, y allí habrá que transpirar sangre, dejar la piel en la cancha y la vida en cada pelota. Porque más que nunca, y cueste lo cueste, el domingo tenemos que ganar.