Casi, casi...

Boca Juniors 1 - River Plate 1

Casi 30 minutos con un hombre de más, un par de ellos con dos jugadores de ventaja, Boca con nueve gladiadores, pero... los plumáceos se asustaron y apareció el Guille cuando faltaba un minuto, penal y el loco Palermo sentenció la igualdad.
Y a gritarlo, claro que sí. ¿Festejar el empate? No. Festejar que la historia se repite otra vez, y los volvimos a coger.
Pero antes hubo un partido. Un partido que de entrada, 11 contra 11, mostró a Boca yendo al frente, a ganarlo, con la visita colgada del travesaño. El xeneize era mucho más y estaba jugando el mejor primer tiempo de todo el campeonato, ante la pasividad de un adversario que esperaba y se aferraba al empate.
Primero lo tuvo Palermo con un remate débil, luego Ibarra hizo un enganche de más, después un cabezazo de Silvestre y otro de Bilos que no fueron gol de milagro. Y en el epílogo de la primera mitad, Farías convirtió un gol en la única llegada clara de la visita (el Pato se apuró al salir a achicar). ¡Increíble! Con lo superior que fue Boca en los primeros 45 nos fuimos al descanso un gol abajo.
El bautismo del segundo tiempo mostró a un Boca más nervioso, pero con la misma actitud: al frente. Obviamente, el resultado en contra nos condicionaba y aparecieron los pelotazos y más corazón que fútbol. ¿River? Siguió esperando, pero se le abrieron los espacios. Y ni hablar cuando a los 20 minutos nos expulsan al Pato.
La cosa se complicaba cada vez más. En inferioridad numérica, el xeneize iba como podía y cada contra era medio gol. Pero no quedaba otra: a matar o morir. Y a medida que pasaban los minutos y nos perdonaban la vida, nos quedamos con 9: roja a Krupoviesa.
¿Alguien se imaginaba un empate en esas condiciones a 8 minutos del final? Bueno, ¡Boca es Boca! A los dos minutos, roja para Tula y ya eran 10 contra 9. ¡Pero 9 huevos xeneizes valen más que 50 de gallina! El Guille, que había entrado hace poco, agarró la pelota y empezó a gambetear hasta que lo bajaron. ¡Penal clarísimo! Martín Palermo tenía toda la responsabilidad en su zurda, y...


¡A comerla! Palermo infla la red.

Parece que el agónico 1-1 dejó caliente a más de uno; en especial, a ese para el que no ganar ya es un clásico:

Passarella dijo:
Boca parece un equipo chico por la forma en la que festejó el empate.

No, Daniel. El equipo chico es el tuyo, que 11 contra 11 se colgó del travesaño, que vino a buscar un empate y que no pudo ganarnos ni con 9 hombres y un arquero debutante.