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Campeón de Boca

jueves, mayo 19, 2016

Orión, de otra galaxia

Boca Juniors 1 (4) - Nacional (Uruguay) 1 (3)

¡Tremendo lo de Boca! ¡Otra noche épica para agregar al gran libro de nuestras hazañas! Porque créanme amigos, hoy estaba todo dado para quedarnos afuera de la Copa y el equipo levantó un partido durísimo, con más coraje y empuje que fútbol, como nuestro ADN manda.
De arranque Boca tuvo dos situaciones clarísimas de gol, pero ni Tévez ni Insaurralde pudieron facturar y encaminar la serie. Pero de ahí en más, fueron todas malas. Un gol en contra del Cata Díaz, las lesiones de Meli (¡insólita!) y Chávez, el gol de Pavón con expulsión incluida (¡por sacarse la camiseta en el festejo y recibir la segunda amarilla!), aguantar con 10 los últimos minutos, dos penales errados en la serie, Nacional a uno de convertir y pasar a semis, y Orión atajando 3 penales consecutivos. ¡Así no hay corazón y garganta que aguante, viejo!
Lo dije hace una semana: Nacional sería más difícil de visitante de lo que fue de local. Y no me equivoqué. Pero cuando uno lo analiza en frío, no es que los uruguayos hayan tenido tantas situaciones de gol, sino que se encontraron con un tanto y supieron manejar muy bien los espacios, jugar con la ansiedad xeneize y hacer el juego que más les convenía. Boca nunca se sintió cómodo, a pesar de lograr generar tres chances de gol claras en el primer tiempo (dos de ellas en los primeros 10 minutos, con las acciones 0-0).
Cuando el partido parecía que se nos iba, ya con las lesiones y con un Nacional cada vez más sólido, apareció un pelotazo largo y preciso de Jara, un gran dominio de Pavón para bajarla y un tremendo remate cruzado que, con pequeña complicidad de Conde, se metió en el segundo palo. ¡Delirio y desazón! Porque Pavón le hizo honor a su apellido y se sacó la camiseta en el festejo, estando ya amonestado y recibiendo la roja.
Los últimos minutos fueron puro nerviosismo. Nacional, con el hombre de más y el 1-1, salió un poco más a buscarlo. Boca se replegó un poco, pero también apostando a ganarlo en cancha, sin llegar a los penales. Pero los penales llegaron.
Convirtió Tévez con suspenso; luego el Cata Díaz, pero Pablo Pérez e Insaurralde fallaron con remates flojos. Ahí Orión empezó a hacer de las suyas y tapó el cuarto y quinto penal del Bolso, dejándole la responsabilidad a Fabra de convertir y llegar a la serie de 1 y 1. Y el colombiano definió con una jerarquía y frialdad preocupante (golazo, pero casi nos morimos). ¿Y quien aparece de nuevo? Orión, quedándose parado y adivinado la intención del ejecutor visitante. Turno del Pachi Carrizo, quien fuerte y al medio desató la locura en la Bombonera (esta vez sí, porque los jugadores habían empezado a celebrar con la atajada de Orión, olvidándose que todavía teníamos que convertir para pasar).
No hay palabras para describir esta noche de fútbol, mística y locura. ¡Gracias Boca por esta alegría! Y por favor, a seguir dejando todo por este sueño. En noches como esta, donde el fútbol no aparece pero sí aparece el equipo, la garra y la vergüenza deportiva, uno se ilusiona pensando que con esta hambre de gloria el sueño es posible. Habrá que esperar más de un mes, por el receso por la Copa América. Pero será una dulce espera...

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