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Campeón de Boca

domingo, junio 12, 2011

Lucchetti arruinó la fiesta

Boca Juniors 1 - Banfield 1

Debería estar escribiendo estas líneas con emoción, con nostalgia, con ese sabor de sentir que se va parte de nuestra historia y que la 9 de Boca ya nunca será igual. Pero no, estoy escribiendo con bronca, con impotencia y con la sensación de sentir que poco a poco estamos regalando nuestro prestigio y acostumbrándonos a migajas de alegría cuando antes nadábamos en mares de gloria.
¿Por qué? Bueno, no sólo porque no ganamos de local, Lucchetti cometió otro horror, la Sudamericana quedó muy lejos y seguimos regalando puntos increíbles. Sino principalmente porque hoy el mundo xeneize no entendió que Boca está por encima de todo y de todos, sea el nombre propio que fuera. Boca hoy pensó más en la despedida de Palermo que en jugar a muerte un partido que nos podía llevar a disputar otra copa internacional. ¡Y así nos fue!
Ojo, no reniego de la importancia de despedir como se merece al mayor goleador de toda nuestra historia. ¡Pero para eso están los partidos de homenaje! Se habló toda la semana del último encuentro de Palermo en la mítica Bombonera, de la caravana de hinchas, de la sorpresa que se le preparaba al delantero platense... ¡pero no se habló de que primero había que ganar de local para sumar y clasificar a la Sudamericana! De alguna forma, no se bajó el mensaje correcto.
Con respecto al encuentro, Boca fue más durante todo el partido, y si bien Banfield no inquietó casi nunca, nos faltó más energía y decisión para liquidar el pleito. En pocas palabras, se vio a un Boca blandito pensando más en la fiesta del final que en abrochar los 3 puntos. Encima, no tenemos arquero y nuevamente quedó demostrado que el peor rival para Boca es el propio Boca.
Lo mejor llegó al final: la emoción de despedir a nuestro más grande goleador. Pero en mi opinión, la fiesta ya estaba empañada. Por Lucchetti a la cabeza, pero también por todos los miembros del mundo Boca que no entendieron que, pese a quien le pese, el club está por encima de los nombres y de los hombres. Y justamente Palermo, el propio homenajeado, pareció ser el que más entendió ese mensaje.
De cara a la última fecha del torneo sólo resta una cosa: ganar. Y si es con gol de Palermo, mejor. Pero la realidad es que se nos va otro torneo mediocre, y a mí no hay luces ni fuegos artificiales que me camufle este intrascendente presente boquense.

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