¡Así de grandes!

Libertad (Paraguay) 0 - Boca Juniors 2

Orgullo, mística, temple, HUEVOS. ¡Y así de grandes! Todas esas palabras forman parte del diccionario boquense, e independientemente de cómo termine nuestra aventura en esta Copa Libertadores 2007, me siento feliz y muy identificado con este grupo de gladiadores que siente tanto la azul y oro como yo. O como los más de 10.000 bosteros que coparon el Defensores del Chaco.
Libertad es un equipo duro, aguerrido, molesto. Y muchos equipos argentinos lo saben perfectamente. Pero si hoy mostró una cara tan desconocida fue por méritos de Boca. El xeneize salió con todo, ¡a ganar o morir! Para acceder a las semifinales había que hacer goles y nuestros muchachos lo sabían muy bien. Boca empezó a manejar el balón, proyectar a los laterales y generar situaciones de riesgos. El local se limitaba a defenderse y cuidar el cero. Las situaciones empezaron a llegar: cabezazo de Palacio apenas afuera, tiro libre con desvío en el Cata Díaz que pasó al ladito del poste, nuevamente Palacio por encima del travesaño... ¡el gol estaba al caer! ¿Libertad? ¡Nada!
Sin embargo, el primer tiempo se cerró con un 0-0 que me dejó sensaciones encontradas: fue muy bueno lo de Boca pero el gol no llegaba. De repetir una actuación así en el complemento, habría que tener mucha mala suerte para no romper la paridad.
En el arranque del segundo tiempo se vio lo más flojo de Boca. Hubo cinco o diez minutos donde el equipo lució confundido. Ojo que Libertad no llegó nunca; simplemente emparejó un poco el trámite. Pero Russo hizo un cambio tempranero que terminó dando sus frutos: afuera Banega (amonestado), adentro Dátalo. Allí Boca levantó y llegó al ansiado gol. Pero que digo gol... ¡golazo! Riquelme (casi en una pierna) la aguantó de espaldas, se la llevó, gambeteó, amagó, volvió a amagar y sacó un latigazo bajo que puso algo de justicia en el marcador. Con el 1-0 Boca se clasificaba, pero en caso de recibir un gol iría a penales. Así que el xeneize siguió atacando y tuvo su premio. Tras un corner, Palermo bajó la pelota para que Palacio la empujara casi al lado del arquero. 2-0. Y sólo quedó tiempo para que Boca se floreara, moviera el balón y desde la tribuna bajara un ole tras otro. ¡Delirio, fiesta, justicia!
Ahora en semifinales enfrentaremos a la revelación de la Copa: Cúcuta Deportivo. Si bien es la primera participación de los colombianos en el máximo torneo continental, será un rival de máximo riesgo porque "no tienen nada que perder". Pero Boca demostró que tiene hambre de gloria y quiere traer a la Argentina la Copa que perdieron las gallinas.