Alcanzó la punta

Vélez Sarsfield 1 - Boca Juniors 3

Era mucho más que el partido de la fecha. Para muchos, era el partido del campeonato. Se enfrentaban los ex técnicos de cada club, los jugadores xeneizes querían ganarle sí o sí a La Volpe (aunque de la boca para afuera dijeran que era un partido más) y los hinchas fortineros tomaban a este encuentro como una especie de superclásico (pobres, ¿les dará vergüenza asumir que su clásico lo juegan con Ferro?).
Ya consumada la derrota del entonces líder San Lorenzo, Boca sabía que ganando llegaba a la cima. Igual, Boca tiene que ganar siempre, así que ese dato no cambiaba mucho las cosas. Pero el equipo salió con todo y a los tres minutos Cardozo abrió el marcador. Con el correr de los minutos, cada vez Boca era más y pasaba por encima al deslucido conjunto local. El segundo llegó de los pies de Palacio, luego de robarle la pelota a un defensor velezano que quiso salir jugando y de eludir al gato Sessa. Se ve que La Volpe no aprendió la lección. Y así se llegó al cierre de la primera mitad con una preocupación: Boca le perdonó la vida a Vélez, y es sabido que a veces los goles que no se hacen se sufren.
El segundo tiempo fue totalmente opuesto al primero. Quizás algunos jugadores xeneizes hayan pagado el precio del partido en la semana, o quizás los jugadores locales hayan salido con otra actitud (tenían toda la obligación por otra parte). Lo concreto es que Boca no encontró la pelota y fue desbordado por todos los sectores de la cancha. Caranta apareció una y otra vez y fue el único responsable de mantener el arco en cero por varios minutos. Pero lo que se veía venir, finalmente llegó: el descuento. Quedaban casi diez minutos para aguantar a como de lugar, pero Boca tardó un minuto en aumentar el score y darle un poco de tranquilidad a mi angustiado corazón.
Fue victoria, nomás. Muy justa, es cierto. Pero el xeneize no debió sufrir tanto en algunos pasajes del segundo tiempo. Ahora se viene el superclásico, y como siempre y más que nunca, hay que dejar todo en la cancha y ganar de cualquier manera y a cualquier precio. Cueste lo que cueste.