Pudo ser peor
Nacional (Uruguay) 2 - Boca Juniors 1
Seguramente el debut de Boca en la Copa Sudamericana 2006 no fue el soñado. Y tampoco el de La Volpe en competencias internacionales con el xeneize. Pero la sensación que me queda es que pudo haber sido peor; más aún, recordando que a los 25 minutos ya perdíamos 0-2 y acababan de expulsar a Palermo.
No hay que ser alarmistas, ya que veníamos de 7 meses sin derrotas. Y jugar en el Centenario nunca fue fácil. Pero... ¿qué pasó? ¿por qué fue tan flojo el primer tiempo bostero?
La primera mitad de Boca, o al menos los 30 minutos iniciales, fueron de lo más pobre del año. A mi juicio, mucho influyeron las lesiones que obligaron a improvisar jugadores en puestos a los que no estaban acostumbrados, y fundamentalmente, el esquema de 3 en el fondo. Cuando un central juega pegado a la raya no se acostumbra a tener poco campo de acción, y además, es difícil que pueda actuar como carrilero y tirar buenos centros.
Los goles de Nacional fueron dos baldazos de agua fría, y la expulsión de Palermo, un paquete entero de caramelos Halls. Por suerte, a los pocos minutos hubo una acción que cambió el curso del partido: criminal planchazo de Viana sobre el debutante Bertolo. Ya es común ver a los uruguayos jugando con mala leche, tirando codazos, golpes o provocando a los rivales (fue claro el manotazo en el trasero a Palacio, que por suerte no reaccionó).
Se extinguía la primera mitad y en el descuento apareció la gran figura del partido: Palacio. Primero, generando una infracción cerca del área; y luego, cabeceando el centro de ese mismo tiro libre para marcar el 1-2 y gritarlo con alma y vida: ¡gol de visitante!
El segundo tiempo mostró a otro Boca. Nada brillante, pero mucho mejor parado, llegando al arco rival con peligro y haciendo méritos para que el partido hubiera terminado 2-2. El empate no llegó por varios motivos: la mala suerte, los buenos reflejos del arquero local y esa inexplicable acción donde Silvestre no pudo empujar el balón a centímetros de la línea.
Si bien se perdió, el crédito y la clasificación están abiertas. Las matemáticas dirán que con 1-0 de local pasamos de ronda (gracias a nuestro gol de visitante). Pero la realidad indica que aún falta mucho trabajo para acomodarse al modelo que pretende La Volpe y generar esa sensación de imbatibilidad que tenía el Boca de Basile.
Seguramente el debut de Boca en la Copa Sudamericana 2006 no fue el soñado. Y tampoco el de La Volpe en competencias internacionales con el xeneize. Pero la sensación que me queda es que pudo haber sido peor; más aún, recordando que a los 25 minutos ya perdíamos 0-2 y acababan de expulsar a Palermo.
No hay que ser alarmistas, ya que veníamos de 7 meses sin derrotas. Y jugar en el Centenario nunca fue fácil. Pero... ¿qué pasó? ¿por qué fue tan flojo el primer tiempo bostero?
La primera mitad de Boca, o al menos los 30 minutos iniciales, fueron de lo más pobre del año. A mi juicio, mucho influyeron las lesiones que obligaron a improvisar jugadores en puestos a los que no estaban acostumbrados, y fundamentalmente, el esquema de 3 en el fondo. Cuando un central juega pegado a la raya no se acostumbra a tener poco campo de acción, y además, es difícil que pueda actuar como carrilero y tirar buenos centros.
Los goles de Nacional fueron dos baldazos de agua fría, y la expulsión de Palermo, un paquete entero de caramelos Halls. Por suerte, a los pocos minutos hubo una acción que cambió el curso del partido: criminal planchazo de Viana sobre el debutante Bertolo. Ya es común ver a los uruguayos jugando con mala leche, tirando codazos, golpes o provocando a los rivales (fue claro el manotazo en el trasero a Palacio, que por suerte no reaccionó).
Se extinguía la primera mitad y en el descuento apareció la gran figura del partido: Palacio. Primero, generando una infracción cerca del área; y luego, cabeceando el centro de ese mismo tiro libre para marcar el 1-2 y gritarlo con alma y vida: ¡gol de visitante!
El segundo tiempo mostró a otro Boca. Nada brillante, pero mucho mejor parado, llegando al arco rival con peligro y haciendo méritos para que el partido hubiera terminado 2-2. El empate no llegó por varios motivos: la mala suerte, los buenos reflejos del arquero local y esa inexplicable acción donde Silvestre no pudo empujar el balón a centímetros de la línea.
Si bien se perdió, el crédito y la clasificación están abiertas. Las matemáticas dirán que con 1-0 de local pasamos de ronda (gracias a nuestro gol de visitante). Pero la realidad indica que aún falta mucho trabajo para acomodarse al modelo que pretende La Volpe y generar esa sensación de imbatibilidad que tenía el Boca de Basile.
Etiquetas: Copa Sudamericana 2006
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