De visitante no perdona

Newell´s Old Boys 1 - Boca Juniors 2

En una cancha difícil y siempre esquiva, Boca logró su sexta victoria consecutiva jugando como visitante. Si bien ambos arqueros tuvieron una notable actuación, el resultado final fue bastante mentiroso ya que hoy volvimos a padecer la falta de gol como ocurrió ante River. De haber estado los delanteros xeneizes un poco más finos en la definición, el score hubiera sido mucho más abultado.
De arranque se armó un partidazo. Ñuls salió a jugar bien arriba y el paraguayo Cardozo empezó a preocupar a la defensa boquense (recordemos que para este encuentro Russo decidió la inclusión de Matías Silvestre con el objetivo de neutralizar el buen juego aéreo del atacante guaraní). Pero con el correr de los minutos fueron los mediocampistas xeneizes quienes acapararon el balón y lo manejaron a voluntad. Riquelme estaba enchufadísimo y cuando el 10 la maneja todo Boca crece. Las situaciones empezaron a llegar y Justo Villar era el único responsable de mantener en cero la valla leprosa. Resultado parcial: 0-0.
De cara al complemento, los jugadores xeneizes sabían que de mantener la actuación de la primera mitad, el gol no tardaría en llegar. Y llegó de los pies de Palermo, quien cobró un penal que él mismo había sufrido. Unos minutos más tarde el local se quedó con un jugador menos por la expulsión de un defensor. Pero no todas eran buenas para Boca: Palermo tuvo que salir lastimado por un golpe. Todo era auriazul y el segundo llegó luego de que Palacio culminara una gran jugada colectiva.
Sólo quedaba dormir el partido y esperar el pitazo final. Pero un error en la salida permitió el descuento leproso a falta de un minuto. El cartel numérico que levantó el cuarto árbitro mostraba un 4. ¡Cuatro minutos de descuento! Increíble tener que sufrir en un partido que estaba a punto caramelo. Pero así es Boca: si se sufre, se disfruta más.
¡Gran victoria! Por el rival, por la cancha y por la condición de visitante. El equipo cada vez juega mejor y si pasa airoso esta semana (Bolívar y Racing) podemos empezar a ilusionarnos con cosas grandes.