Riqueeelme, Riqueeelme...
Sin tener un partido descollante, Riquelme apareció por duplicado y Boca se quedó con tres puntos de oro. El primero, de penal. Y el segundo, una terrible volea que hizo estallar la Bombonera. ¡Y vaya si lo gritó Román! Porque unos minutos antes, un pendejo maleducado lo insultó desde uno de los caros y pitucos palcos. Pero la revancha para el xeneize no se hizo esperar: a los pocos minutos el 10 agarró un rebote y de aire clavó una terrible volea para poner a Boca 2-1. El festejo comprendió una corrida hacia la zona donde se encontraba el ingrato simpatizante (no podemos llamarlo hincha) para dedicarle un: "¡gritá ahora, la concha de tu madre!".
En líneas generales fue un buen partido de los dirigidos por Ischia y el triunfo pudo y debió ser más amplio. En la primera mitad Boca fue protagonista y atacó bastante. El gol llegó de los pies de Román tras un dudoso penal a Figueroa (fue más claro otro no sancionado minutos antes). Racing sólo apostó a una contra salvadora, pero en tiempo de descuento llegó al empate tras un cabezazo luego de un tiro de esquina.
Quedaban 45 minutos y el xeneize necesitaba los tres puntos. Y el equipo fue, y fue, y fue. Con fútbol, sin fútbol, con empuje, con centros, con Ibarra atacando, con Battaglia metiendo como siempre y cuidándose de no llegar a la quinta amarilla, con Figueroa corriendo y dejando el alma para ganar un rebote, con Román levantando su nivel. Y de tanto buscar, el equipo tuvo su premio. Es verdad que se sufrió un poco más de la cuenta. Pero de haber estado más preciso Viatri, el partido concluía con dos goles de diferencia como mínimo.
Ahora quedan dos finales y cualquier cosa puede pasar. Pero Boca sigue arriba y dependemos de nosotros mismos. Más allá del final de esta película, podemos estar tranquilos: tenemos actores de primera y están dejando todo en el escenario.
Etiquetas: Torneo Apertura 2008